miércoles, 8 de septiembre de 2010

...

Hay cosas para mí muy placenteras, tan extasiantes: hacer el amor, fumar en mí pipa, leer un libro, la comida, beber licor, soñar despierto con un mundo de fantasía, me gusta todo eso; hay cosas que se pueden combinar: hacer el amor y fantasear, fumar y beber, leer y fumar, comer y beber. Estoy en un ciclo de transición, donde las cosas más pequeñas me lastiman y cosas que causan devoción me perjudican, pero esa cualidad bizarra que me persigue, hace que cada rasgo de sufrimiento se vuelva casi placentero. Activo cada pensamiento para rodear mis mórbidos sentidos y rectificar la línea de lo normal, escudriño cada pensamiento pasado para no tener que volverlos a vivir, establezco los pasos posteriores para no decaer en los siguientes, nada más allá de lo que una persona normal haría, creo metáforas esperando paradojas, busco sentimientos para poder robar un poco de esa historia y hacerla mía, sentencio la vulgaridad tapándola con un poco de cultura, escapo de lo cotidiano o por lo menos lo intento, averiguo de donde salen distintas cosas, con el afán de darles búsqueda sigilosamente, armado solo con mi temor de encontrarme en donde comencé. Hoy que tengo la puerta abierta para deleitarme de lo que me gusta, tengo mucho miedo de dar el primer paso; hacer el amor será solo sexo delicioso, fumar se convertirá tan solo en un vicio, leer será una búsqueda de conocimientos, comer se convertirá en alimento y soñar será dormir. Me ha quitado todo lo que soy, la misma vida, que para mí era tan placentera y tan extasiante.