Tengo mil años intentando hacer entender al mundo que estoy en una dimensión distinta, que veo las cosas con más lentitud y placer, que disfruto de cada cosa que me hace levantar la mirada, que vivo para volver y que todas las miradas me distraen. Regreso cada determinado tiempo, mi parte más intensa me dice que lo haga, recuerdo el instante que no quiero recordar, pues, tengo poco que decir, pero mucho escrito y por escribir.
viernes, 13 de agosto de 2010
Mundo eter, mundo ente.
Tomé el primer sorbo de aire con tranquilidad, espere que comenzara la disputa y luego cerré mis ojos con prudencia, para no ser el primero en agredir. Planteaba la situación en mi cabeza antes de comenzara a desplegar mi ira, sentía en mis mejillas el sudor y la saliva, seguía cerrando los ojos con fuerza mientras la escena se suscitaba en mi cabeza, tan claramente como un sueño del que no quieres despertar; luego de que se calmó por un instante la secuencia, determinaba el siguiente movimiento de manera más lúcida, nunca dejé de pensar en el siguiente paso. Transcurrió el tiempo, no se cuanto fue, pero no quería cambiar mis pensamientos con otros de menor importancia como ese, aparecimos en medio de la noche, haciendo cada vez más destrozos en el éter, permanecimos uno, durante…un instante, pero ese fue el mejor instante de mi vida.
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